¿Quien se ha ido este verano a una casa alquilada en la playa?

Después de buscar durante dias en internet mi amiga y compañera de viaje veraniego en busca de sol, playa y bronceador con olor a coco y efecto piel dorada (¿siguen existiendo? porque cuando era pequeña la playa en vez de a salitre y mar olia a coco, y no es que yo veraneara en Jamaica precisamente), pues eso, que mi amiga me llamó gritando Ya tenemos casa en la playaaa !!!

Los preparativos, bien. El fiesta de despedida con los de siempre, Muy bien. El viaje en coche, aceptable. La llegada, con ansiedad. Y al abrir la puerta del apartamento… Oh, cruel realidad.

Después de maldecir en sanscrito y en inglés que rima con el olor a piés que había en nuestro petite chateaux estival caimos en una profunda depresión. Por suerte nos duró 7 minutos 35 segundos, y es que cuando recordamos que el verano es para sufrir, decidimos ponernos manos a la obra. Una tarde dura de limpieza que si mi madre hubiera visto no dudaría en preguntarme que clase de droga tomaba para afanarme tanto en la mugre sin sus gritos de fondo.

Conclusión, una tarde dura, playa con la puesta de sol y a la cama como reinas, que mañana arrancamos de verdad. Solo a una cosa me he negado, y es a comer en los platos de loza con flores que se intuyen fueron e algún color ocre, los vasos de duralex de nocilla con restos de algo, y las fuentes para macarrones, agrietadas de tanto hornearse. Asi que le hemos puesto un poco de color a la mesa y pasando de fregar, que no tenemos tiempo para la chapa y pintura que requiere la noche de chitinguito. Hemos comprado unas vajillas desechables de colores y a disfrutar que son dos días.

     

Besos y mucha fiesta desde el chiringuito

Verbena Sarao